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El imperio contraataca, un concierto clandestino en el que se hizo apología al nazismo, ocurrió a finales de octubre en la Ciudad de México.

El imperio contraataca, un concierto clandestino en el que se hizo apología al nazismo, ocurrió a finales de octubre en la Ciudad de México.

Publicado 21 noviembre 2022



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La ultraderechista Giorgia Meloni juró como primera ministra de Italia, siendo la primera mujer en asumir ese cargo. Uno de sus primeros actos de gobierno fue conmemorar el pasado 29 de octubre, los 100 años de marcha hacia Roma de los fascistas que llevaron al poder a Benito Mussolini.

                                       "La primera víctima de la guerra es la verdad".                                                                                                                                           Ryszard Kapuściński

La ultraderechista Giorgia Meloni juró como primera ministra de Italia, siendo la primera mujer en asumir ese cargo. Uno de sus primeros actos de Gobierno fue conmemorar el pasado 29 de octubre, los 100 años de marcha hacia Roma de los fascistas que llevaron al poder a Benito Mussolini.

El mismo día que en España el dictador Primo de Rivera fundara el Partido Falangista para iniciar de ese modo la destrucción de la segunda República, bajo la consigna "Viva la muerte".

Muchos pensaban o mejor dicho pensábamos que esa historia no sería jamás repetida. 

Sin embargo y gracias a la displicencia de nuestras clases políticas, vemos con preocupación cómo muchos fundamentalistas dedicados a aprovechar las grandes lagunas y falencias de nuestras frágiles democracias, esperan agazapados en algunos casos y comienzan una singular ofensiva en otros, para regresar a esos tiempos obscuros.

Bajo el título "El imperio contraataca", más de 300 jóvenes se reúnen en Ciudad de México en un concierto de rock nazi, todos ellos convencidos de conformar una "raza superior". Sucursal de una banda fascista madrileña conocida como "Batallón de Castigo", portaban orgullosamente camisas y tatuajes con K, reivindicando al KKK (Grupo racista de Estados Unidos) como forma de ser y pertenecer a una raza bella que se encargarían de aniquilar a las razas inferiores.

El próximo 28 y 29 de noviembre se reunirán en la misma Ciudad de México, decenas de políticos que representan dicha internacional fascista, haciendo gala de eventos propagandísticos a través de varios ex presidentes (Aznar, Fox, Calderón) el líder del ultraderechista partido Vox de España, Santiago Abascal, el chileno hijo de nazi pinochetista José Kast, el siempre histriónico y exhibicionista Javier Milei de Argentina, el hijo del fascista brasileño Jair Bolsonaro, hija del genocida Ríos Montt de Guatemala, el nieto de otro genocida, Rafael Trujillo de República Dominicana, además del inefable pensador e ideólogo de ultra derecha Mario Vargas Llosa, entre otros.

La apertura correrá por cuenta del ultra católico Lech Walessa, dónde seguramente los oradores imitarán los furiosos discursos de Hitler y Mussolini, culpando como siempre a los inmigrantes y a todos los de abajo, de la crisis económica a nivel mundial.

Utilizando una vez más la tan maltratada palabra libertad, harán uso de lugares comunes y valores tradicionales como patria, tradición, propiedad y familia, dónde el odio conservará un lugar privilegiado, tal como lo expusieran diversos personajes del pasado, en su marcha del domingo último en México, bajo el lema "A favor del INE (Instituto Federal Electoral) y por la democracia".

Es evidente que estos personajes insensibles, representantes de grandes corporativos, familias multimillonarias y fondos buitres, adoradores de la meritocracia y del Dios mercado, no llegan por méritos propios, sino por todo aquello que hemos dejado de hacer - o mejor dicho que dejaron de hacer nuestros respectivos gobiernos - como por ejemplo la inacción y displicencia de  ciertas administraciones y/o representantes, que lejos de ejecutar una serie de políticas y promesas electorales, estuvieron en algunos casos a grandes distancias de honrar sus compromisos. 

La falta de reconocimientos de errores, de autocrítica, de no querer o no poder organizar una gran mesa de debate, no facilita el trabajo de futuras generaciones y ciudadanos de a pie, quienes padecen la política, en lugar de ser determinantes en la toma de decisiones. 

Son tiempos en que Nuestra América con su enorme diversidad cultural e histórica, debe ponerse de pie, de abajo hacia arriba, formar nuevos cuadros políticos a través del Instituto de Formación Política que le permita dar nuevas herramientas a la gente, para evitar el "yo no sabía" o el reiterado "no me escuchan", y concientizar una masa crítica y educada, regresar a la economía del bien común, y ponerla en práctica.

 Todo ello debe ser acompañado del rigor y la autoridad suficiente para que los funcionarios elegidos sean ejecutores de las demandas ciudadanas, para así alejar las corrientes de conservadores y fascistas que sólo buscan destruir nuestras riquezas y nuestro futuro.

Preocupa que esta reunión se haga casualmente en México, ya que es obvio que estamos ante una ofensiva contra todos aquellos gobiernos progresistas, de parte de parientes de genocidas declarados, trogloditas nazis y otros impresentables. 

Son los mismos de siempre, los privatizadores, los desreguladores, los vendedores de armas que buscan la guerra, los directivos de empresas transnacionales, conocidos traficantes de influencia, los chantajistas de la deuda.

La ofensiva de la ultraderecha es el huevo en la serpiente, es la nostalgia trasnochadora de volver a 1933. Sus banderas principales son el miedo, el odio y la discriminación.

No debemos permitir que estas ideas lleguen a nuestros hijos y las futuras generaciones.


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