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  • Tony Monserrat siempre tuvo pasión por la música, y también por la enseñanza. Era un educador natural. Ejerció la docencia en el Instituto Pedagógico de Caracas (1970-74) en las cátedras de Gimnasia Ritmica y Folclore. 
    En Profundidad

    Tony Monserrat siempre tuvo pasión por la música, y también por la enseñanza. Era un educador natural. Ejerció la docencia en el Instituto Pedagógico de Caracas (1970-74) en las cátedras de Gimnasia Ritmica y Folclore. 

Monserrat llegó a participar en obras teatrales relevantes, como "Cabaret" con la Compañía Nacional de Teatro, y "Entre Pilatos" del Ballet del Teatro Teresa Carreño.

Prefería la Pimienta a la Salsa. Sostenía que la pimienta era pura mientras que la salsa era un compendio. Tenía sus razones para rechazar la salsa en tanto que género caribeño, pero jamás las impuso.

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Hacia la última etapa de su tránsito vital se le solía encontrar en el Parque Central de Caracas, bien en la sede del Museo del Teclado (su pasión) o en el último piso del edificio Tajamar donde se desempeñaba como pianista de las clases de Danza Clásica/Ballet que ofrecía Fundarte (Fundación para las Artes) de la capital venezolana.

Allí se le fue a buscar en función de una entrevista.

Penélope

De nombres y apodos

Uno de los detalles que más llamaban la atención de los melómanos y seguidores de la obra de Tony Monserrat siempre fue por qué este músico cambiaba de apodos periódicamente.

- ¿Por qué tantos apodos?

“Bueno, imagínate yo por ahí tratando de ser famoso con mi nombre de pila: Roosevelt Franklin. Tenía clarito que con ese nombre no llegaría ni a la esquina del éxito".

"Así que cuando creí que mi hora estaba cerca apelé a los apodos. Primero fue Eddy Franqui; luego fue Eddy Fontana, después usé Robinson y por último Tony Monserrat y no me puse más apodos porque con Tony me fue muy bien. Si te das cuenta, sin embargo siempre le hice la gracia a mi papá porque los apodos tenían algo de inglés".

"Mi padre, Edison, fue el que sugirió mi nombre. No fue mi mamá, que era maracucha (de Maracaibo, estado Zulia).Yo nací en Maracaibo el 6 de febrero de 1938. Papá era de Trinidad y Tobago".

Foto: Cortesía

Roosevelt Franklin Stuard Paredes se inició en la música en su ciudad natal siguiendo los pasos de un tío que era saxofonista, pero enseguida supo que lo suyo era el piano.

“Yo tuve un tío que tocaba saxo y hasta le dio clases al director del “Súper Combo Los Tropicales”. Mi tío me presentaba las piezas y me decía en qué ritmo las estaba tocando. Lo clásico lo tomé de mi profesor José Luis Paz, quien fue pianista de la Sinfónica de Venezuela y también fue pianista de Luis Alfonzo Larrain, entre otros".

"De hecho el Conservatorio de Música del estado Zulia lleva el nombre del maestro. Paz me hizo enamorar de los clásicos, y ya contaba con las enseñanzas populares de mi tío. El profesor Atilio Ferraro también tuvo gran influencia en mi".

Ya en Caracas, seguí aprendiendo con Aldemaro Romero y con la experiencia de Renny Ottolina, el gran presentador, el que me llevó al mejor programa de variedades musicales de su tiempo en Venezuela, “Renny Presenta” .

Haciendo Jazz

Diatriba salsera

- Pasemos a la salsa. ¿Hay una salsa venezolana?

“Sí. La salsa de tomate Pampero. (se ríe a carcajadas). A ver, cuando yo comencé en la música a los ritmos se les llamaba por su nombre. Si era una guaracha, era una guaracha, si era una plena, pues era un plena y así. Y digo más: Antes del vocablo salsa había una palabra que personalmente me gustaba más: Pimienta. Uno decía: ese grupo tiene pimienta, y eso significaba puro sabor. La salsa para mí es un término comercial. Eso lo hablé mucho con el propio Phidias Danilo Escalona”.

- Entonces ¿cómo te inscribes tú en la música que llegaste a hacer con “La Dimensión Latina, por ejemplo?

“El que grabó con “La Dimensión Latina” fue Eddy Fontana (él, con uno de sus apodos). Y eso pasó por una determinada circunstancia. La ausencia de un músico hizo que Víctor Mendoza me pidiera sustituir a ese músico para un disco que estaban haciendo".

"Y a mí, como lo aprendí: toca un pasodoble, y lo toco, toca un tango, y lo toco. Yo no me afilio a la palabra salsa. Prefiero quedarme con los ritmos puros y llamarlos por su nombre. Yo viví una época donde se tocaba de todo. El venezolano toca de todo. Prefiero lo puro".

- ¿Y la fama de tu vida nocturna?

“Mi primera incursión nocturna fue en el Caracas Hilton. Recuerdo que hablé con Edgar Vegas que era baterista y era delegado sindical. Un tal señor Pantoja era el jefe de personal. Una de las cosas que le pregunté a él fue por el reglamento interno del hotel. Me dijo que los músicos no tenían un reglamento".

"Me dije: “Vamos a tener problemas”, y así fue. Allí me vi de frente con la vida del músico y su vulnerabilidad en cuanto a su seguridad social. Entonces decidí que no me iba a quedar callado ante tanta injusticia, ante tanta discriminación laboral con mi gremio, aunque también es cierto que los músicos son calamitosos y no se dan a respetar. El problema del músico, por lo menos la mayoría acá no es que son rebeldes sino que son malcriados, indisciplinados, impuntuales. Por eso pongo el acento en la educación, en la formación”.

A mi manera

- ¿Pudiste aprovechar tu estancia en el Hilton?

"Bueno, tuve la oportunidad de conocer entre otros al conguero de Barry White. Estaban haciendo el “Tema de amor” yo me senté al piano y notaba que el tema era lento, entonces me fui hacia Félix Mendelssohn, el compositor clásico, el autor de las 48 canciones sin palabras y aproveché su estilo sobre todo con la mano izquierda. Por cierto, dicen que tengo muy fuerte la izquierda".

Bueno, y pasó que ese conguero de Barry White se me acercó y me alzó y besó la mano, mientras decía en voz alta: “Es la primera vez que un artista me hace olvidar el arreglo de mi maestro”.

También me pasó que una vez un banquero me escuchó ahí, en el Hilton; yo estaba tocando calipsos y se acercó a decirme: “Te vas conmigo para Nueva York para que allá por fin escuchen cómo se toca un Calipso”.

Yo no creo en el careo, en la competencia. Es anti ético. Lo dejé claro pero fui con él a Nueva York. El local se llamaba “El Cóndor pasa”. Empecé a tocar y empezaron a prender las luces. Todo el mundo se despertó. Qué es esto? Lucho Neves, pianista, quien estaba allí, dijo: “Primera vez que un pianista me despierta”.

La pantalla chica

En la televisión venezolana Tony Monserrat fue muy solicitado y querido, sobre todo después de la ocurrencia de la Pantera Rosa. Él lo cuenta así:

“Eso tiene historia. Si yo me quedo callado no sale la Pantera Rosa. Antes de la Pantera Rosa me acuerdo que Rudy Márquez (cantante venezolano) tenía pegado el tema “Mi razón”, y que en la Radio estaba también sonando el dominicano Damirón con “Historia de amor”.

El señor Rickens, dueño del sello La Discoteca C.A. y del sello Top Hits, también tenía un sello llamado Sonus y ahí él tenía firmado a Damirón”.

Foto: Cortesía

“Damirón estaba en el canal 8 (VTV) y yo estaba en el canal 4 (Venevisión). El productor Carlos Vidal me dijo “Negro, te tengo esto así...” y es que yo tenía un contrato de exclusividad por 5 años como Eddy Fontana y habían pasado tres años y yo era pianista de cantantes como Tania pero yo quería cantar calipsos, yo tengo sangre de Trinidad. No me paraban. Salió Clayderman, pero no me paraban, no me hacían caso”.

Entonces Damiron con su “Historia de amor” pegó y también se hizo el arreglo en merengue para “Mi razón”. Estaba de moda que toda balada la pasaban a merengue.

“Un día aparece la película 'El Golpe'. Amador Bendayán, el gran presentador de musicales de Venevisión me llamó para que hiciera ese sábado una versión de “El Golpe” en merengue, pero eso me parecía que era un fusil (una copia mala)".

"Entonces el productor del programa de Bendayán, Carlos Vidal me llama y me dice: “Hagamos La Pantera Rosa, pero ¿te vestirías de pantera rosa? Le dije: 'Yo soy capaz de salir hasta desnudo, chico . Y resultó. Aquello fue un boom”.

La Pantera Rosa

“Y así fue con Popeye, Los Tres Cochinitos y otros. Y hay una anécdota que es que cuando hice de Pecos Bill me buscaron un caballo blanco y todo estaba listo en el canal y de repente el caballo empezó con una diarrea, y unas flatulencias del cará".

"Primera vez que yo me montaba en un caballo. Amador Bendayán anunciando en televisión y el caballo con la diarrea. Entonces el dueño del caballo me indicó como manejar las bridas y aquello fue un show para adelante y hacia atrás y el caballo se equilibró. Pero yo te digo una vaina, si la diarrea hubiera sido en público, en plena presentación, ¡eso hubiera sido del carajo!”.

Otra interesante faceta del destacado pianista era la del deporte.

"El Nuevo Circo me trae recuerdos, pero no por los toros sino por el boxeo. Venía mucho al Nuevo Circo. Allí vi al Morocho Hernández, al Barquerito, José Alberto y Rubén Diaz, a Sony León, a Mantequilla Nápoles, todos extraordinarios. Es que yo quise ser boxeador..."

Algo más: Tony Monserrat fue Maestro Masón y activo de la Logia Fe N° 14. al Or de Caracas.

La docencia

Tony Monserrat siempre tuvo pasión por la música, y también por la enseñanza. Era un educador natural. Ejerció la docencia en el Instituto Pedagógico de Caracas (1970-74) en las cátedras de Gimnasia Ritmica y Folclore. 

Llegó a ser padrino de una promoción de egresados del Pedagógico. También fue docente en la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Unearte), en Danza Clásica. Igualmente se desempeñó en la Escuela Ballet- Arte.

Homenaje

Monserrat llegó a participar en obras teatrales relevantes, como "Cabaret" con la Compañía Nacional de Teatro, y "Entre Pilatos" del Ballet del Teatro Teresa Carreño. Fue pedagogo por más de 25 años y estaba jubilado.

Roosevelt Franklin Stuard Paredes, conocido como Tony Monserrat, falleció cuando comenzaba el domingo 12 de mayo de 2019. Tenía 81 años.

Pasan los años y en Venezuela es imposible escuchar "La Pantera Rosa" sin pensar en él, en sus televisivos espejuelos, en sus justicieras posiciones, en la contundencia de su mano izquierda, en su particular estilo para acomenter el Jazz, en la belleza de sus temas propios como su famoso "Amor con mucho plié" (que danzan los alumnos en su homenaje) y en su innegable calidad como pianista clásico y popular.


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