Sexualidad y discapacidad: importancia de un mundo inclusivo

¿Nos importa que las personas puedan ser felices y plenas? Si las respuestas son afirmativas es imprescindible crear y sostener un mundo inclusivo para las personas con discapacidad.

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De acuerdo con un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), a propósito del Día Internacional de Personas con Discapacidad, debido a “las desigualdades sanitarias sistémicas y persistentes, muchas personas con discapacidad corren el riesgo de morir mucho antes, en ocasiones hasta 20 años, que las personas sin discapacidad”.

Un dato actualizado sobre el número de personas con discapacidades significativas en todo el mundo comparte que ha aumentado a 1.300 millones, o una de cada seis.

“La inclusión de la discapacidad es condición esencial para el respeto a los derechos humanos, el desarrollo sostenible, la paz y la seguridad. También es una cuestión clave para cumplir con la promesa de ‘no dejar a nadie atrás' de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”, valoró la Organización de Naciones Unidas (ONU).

Además, el ente ha advertido que en momento de crisis son las personas en situación de alguna vulnerabilidad las más excluidas y olvidadas.

Es por ello que reiteró a Gobiernos, sectores públicos y privados a hallar soluciones innovadoras, junto con las personas con discapacidad, para hacer que el mundo sea un lugar más accesible y equitativo para todos.

La sexualidad y la discapacidad. De lo que no se habla

En el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, ¿por qué se sigue hablando de las personas con discapacidad como personas asexuadas o hipersexuales?

Desde la plataforma feminista latinoamericana Latfem fueron levantadas en su momento estas preguntas guías en una entrevista a la defensora de los derechos de niñas y mujeres, y de las libertades sexuales y reproductivas de todas las personas, Andrea Parra.

“En la sociedad no vemos a las personas con discapacidad como seres humanos en plenitud. Es decir, las personas con discapacidad siempre están definidas por la cultura como personas en déficit (....), y eso conlleva a que no las veamos como personas que participan en la sociedad de una manera plena y mucho menos en temas sexuales o familiares”, comentó la activista colombiana.

Para Andrea Parra, con relación al abordaje de la sexualidad como parte de un mundo inclusivo para las personas con capacidades otras, es fundamental que veamos “la prevención de interacciones sexuales no consentidas, violentas e involuntarias y forzadas, y por otro lado, el reconocimiento de la necesidad de dar a las personas la oportunidad de ejercer su sexualidad de manera plena, según lo que deseen”.

“Otra cuestión fundamental es que los Estados generen datos confiables; la violencia intrafamiliar está muy poco documentada. Y creo que el gran reto del movimiento de personas con discapacidad es la desmedicalización de la experiencia de discapacidad. Hoy en día hay mucho más diálogo entre grupos interdiscapacidad y es súper valioso para pensar un sistema realmente inclusivo”, acotó.

“Háblame a mí y no a mi acompañante”, “Sí, necesito más tiempo en la atención”, “Yo decido qué método anticonceptivo”, “Tengo derecho a tener hijos y a criarlos como cualquier otra mujer”, son algunas de las declaraciones enarboladas por mujeres discapacitadas.

Derecho a una educación, sistemas de salud seguros, decidir sobre sus cuerpos como espacios- territorios, ser libres de violencia y discriminación son pautas fundamentales para construir espacios emancipados para las personas con discapacidad.

En este sentido, diversos activismos proponen además una reconfiguración para nombrar. En vez de personas con discapacidad, proponer, personas con otras capacidades.